Una clave poderosa es el sentido de Pertenencia.
Trabajemos en ella
“No se puede construir una sociedad
únicamente sobre intereses, se necesita
un sentido de pertenencia”.
Valery Giscard d’Estaing
En la Proyección de Principios del PAN llevada a cabo en 1965, se establece que “El ser humano es persona, con cuerpo material y alma espiritual, con inteligencia y voluntad libre, con responsabilidad sobre sus propias acciones y con derechos universales, inviolables e inalienables, a los que corresponden obligaciones inherentes a la naturaleza humana individual y social”. Como seres sociales, nos agrupamos en comunidades naturales como la familia, el lugar en el que vivimos, los amigos que frecuentamos, las agrupaciones por motivo de trabajo o profesión; culturales, deportivas o religiosas. En ellas buscamos desarrollarnos tanto en lo individual como en nuestra parte social. Asimismo, buscamos cumplir nuestro destino material y espiritual.
En cada una de ellas hay valores que nos dan un sentido de pertenencia, donde nos sentimos identificados, compartimos creencias, buscamos los mismos fines. En la familia nos damos amor, nos protegemos unos a otros para salir adelante. En nuestra colonia o pueblo convivimos con los vecinos buscando una buena calidad de vida. Nos reunimos con amigos para apoyarnos, pasarla bien y compartir experiencias. En las comunidades religiosas creemos en un Dios a través de un culto específico. En el ámbito deportivo, soy chiva o soy americanista, pero no puedo irle a ambos. En el trabajo, ya sea entidad pública o privada, trabajamos en equipo para cumplir los objetivos establecidos por la organización y poder recibir una remuneración por ello.
Traigo todo esto a colación porque considero que es absolutamente necesario trasladar ese sentido de pertenencia hacia el ámbito ciudadano y político. Ciudadano, en cuanto la imperiosa necesidad de interesarnos por nuestro prójimo, nuestra ciudad, nuestro país y actuar en consecuencia. Político, en el sentido partidista, de ingresar a un partido con el que me identifique según mis creencias y convicciones. El problema empieza cuando podemos estar de acuerdo en desarrollar mi esencia social traduciéndolo en ciudadano, pero no como militante de un partido político. Nos consta a todos y es muy sabido y comprobado lo mal evaluada que está la política, no solo en México, sino a nivel mundial. Pero si partimos de la contundente afirmación de que “si tú no te metes a la política, la política irremediablemente se meterá contigo, te guste o no”, podremos ser un poco más convincentes.
Este tiempo de procesos electorales adelantados, es tierra fértil, oportunidad de oro, para hacer conciencia de la necesidad de participar activamente en las decisiones que se estarán tomando. Buscar ser actores de nuestro propio destino en lugar de solo espectadores. La clave está en saber a qué lado quiero pertenecer, cuál me convence, o de plano cuál es el menos malo. Si nosotros estamos plenamente persuadidos de que el actual gobierno federal es un absoluto desastre, sería bueno empezar a crear ese sentido de pertenencia hacia un cambio en el que nos identifiquemos cada vez mas y más ciudadanos. Para ello, primero tenemos que estar convencidos nosotros mismos de que estamos en el bando correcto. Si no es así, difícilmente lograremos reclutar adeptos. ¿Por qué consideramos que los morenos son pésimos para gobernar? ¿Por qué hay tantos millones que los siguen apoyando? ¿En verdad, tenemos una mejor opción de gobierno? ¿Cuál es, la conozco? ¿Se trata de regresar al pasado o mirar hacia el futuro? ¿Un futuro mejor para la gran mayoría de mexicanos o solo para unos cuantos?
Para bien o para mal, el sentido de pertenencia de los morenistas más fieles es muy poderoso. De nada nos sirve criticarlo o despreciarlo. Mejor sería analizarlo, entenderlo, conocer sus verdaderas causas. Seguro estoy que encontraremos muchas más emociones que razones. Algo podremos aprender para construir o reconstruir nuestro propio sentido de pertenencia y con ello convencer cada vez a más y más ciudadanos. Traduzcamos las razones en emociones, los datos fríos en sentimientos. De esto seguiremos tratando en las próximas reflexiones disruptivas.