Sentido de Pertenencia

“Sentirnos ´parte´ es una de

Nuestras necesidades más básicas”

Gonzalo Noya

      En este mes de la patria que esta por finalizar, todos los mexicanos festejamos la independencia de nuestro país, iniciada la lucha en 1810 y consumada en 1821. A grandes rasgos, producto de nuestros aprendizajes en la escuela, todos adquirimos un sentido de pertenencia a México, que nos da orgullo e identidad. “Como México no hay dos”, afirmamos con mucha convicción. “Viva México ca….” Gritamos con mucho desparpajo. En el futbol podemos irle a las Chivas, al América o a algún otro equipo, pero cuando juega la selección nacional, todos nos unimos para apoyarla. Seguramente si preguntamos a cada mexicano qué significa México para ellos, nos podrán dar mil y una razones, unas similares, otras tal vez francamente contradictorias. No importa. Mientras yo sea y me sienta parte de algo, estaré identificado con muchas más personas con mi mismo sentir.

 

      Desde mi muy particular punto de vista, considero que esa es una de las claves para entender por qué la cuatroté ha adquirido tanto poder y por qué la oposición está tan desbalagada y sin rumbo. Lo que ha hecho bien, muy bien amlo, es crear un movimiento que da sentido de pertenencia a quienes cobija. La cuarta transformación, es un término que, seguro estoy, ninguno de sus integrantes podrá definir en los mismos términos. Para unos significará una cosa, para otros algo muy distinto. No importa, la cuatroté les da sentido de pertenencia y orgullo de ser parte de ella. Que el presidente no dio los resultados que prometió, no importa, por que es mi presidente. Que se alió con los narcos para llegar y conservar el poder, se justifica porque es mi líder. Que dejó a las y los mexicanos sin medicinas, seguramente fue porque combatió la corrupción que había y de todos modos el servicio de salud era muy deficiente. Que va a dejar la deuda más grande de que se tenga memoria, es justo porque nadie se había preocupado por mí, ahora que tengo mi beca, pensión o apoyo.

 

      Con esa ambigüedad del término, es posible integrar a ricos y pobres, a jóvenes y adultos mayores, a mujeres y hombres, a los del norte y a los del sur, a inteligentes y a los no tanto, a procomunistas y a los que añoran un régimen de partido hegemónico. Todos caben, porque viven bajo el manto protector que les da sentido de pertenencia: la cuarta transformación. Además, tienen a un líder que ya no se pertenece, que se identifica con el pueblo, que prefiere que se haga “justicia” en lugar de seguir la ley a pie juntillas. Que me ha mirado a los ojos y le he creído. A este nivel, la razón ya no es importante. Estamos en otro nivel, místico, sectario, casi casi religioso. Los sentimientos, mis sentimientos, son los que cuentan, no los hechos. Los argumentos basados en estos carecen de sentido. Por esos es tan difícil argumentar, convencerlos, hacerles entender la cruda realidad de un México que vive de prestado, en la más absoluta violencia, militarizado, con pésimo sistema de salud y con una concentración de poder que, seguramente, algún día se volverá contra el más ferviente adulador. Y aún así, este seguirá fiel.

 

      En cambio, volteemos a ver a la oposición. ¿Qué nos promete a cambio? ¿Qué sentido de pertenencia nos ofrece? ¿A qué le tira, qué México quiere? ¿Por qué cambiaría un Movimiento que me da cobijo, sentido, paz, significado, por algo etéreo, sin rumbo, sin identidad, sin liderazgo? Si nos preguntamos hacia dónde quiere ir la oposición, seguramente contestaríamos con puros nos: no a la concentración de poder, no a la militarización, no a la corrupción, no al narco gobierno, no a la destrucción de instituciones y al estado de derecho, no, no, no. Pero ¿qué sí? Esta es la tarea de todos aquellos que no estamos de acuerdo con lo que estamos viviendo. Partidos, sociedad civil organizada, ciudadanos.

 

      Nuestro deber, si queremos ser opción de gobierno, es crear ese sentido de identidad que hoy no tenemos, del que hoy carecemos, del que no tenemos ni idea cómo crearlo. Pues bien. Aquí esta una complejísima, difícil, laberíntica tarea que llevar a cabo si queremos tener futuro.  Más nos vale empezar a confrontar ideas, crear liderazgos, pensar disruptivo, unificar criterios, definir rumbo. Estoy absolutamente seguro de que tenemos mucho material del cual echar mano. Solo hay que trabajar con inteligencia, perseverancia, con objetivos comunes, con amor a México, no solo en septiembre sino siempre. ¡A darle!