Qué tanta colaboración y qué tanta oposición
“Sólo a partir de una identidad
bien definida se puede discutir.”
Papa Benedicto XVI
En estos tiempos de maniqueísmo cuatrotero (o estás conmigo o estás contra el pueblo), es crucial tener una visión precisa de lo que un partido político opositor tiene que ser. Hemos regresado a las fáciles descalificaciones de hace 40 ó 50 años, donde el partido hegemónico es quien impone la visión de quién es leal a México y quién es un traidor a la patria. ¿Cómo decidir cuándo ser oposición y cuándo apoyar políticas públicas del gobierno? Porque este y otros gobiernos, por más mediocres y malos que sean, siempre tendrán algo positivo, por mínimo que sea, con lo que no podríamos estar en desacuerdo. Lo que un partido serio tiene que hacer en primer lugar es definir nítidamente su visión de país, cuáles serían sus batallas y cómo llevarlas a cabo. En la medida que tengamos claridad de lo que queremos, hacia dónde nos dirigimos, cuáles serían nuestras prioridades, y las estrategias concretas para lograrlo, en esa medida podríamos empezar a convencer a millones de mexicanos que hoy no saben cómo combatir a una visión totalitaria y que temen ser catalogados como los malos de la película si apoyan a un partido opositor.
¿Por qué el PAN ya no somos opción para millones de ciudadanos? ¿Por qué otros millones siguen apoyando a los gobiernos morenistas a pesar de la evidente mediocridad, colusión con el crimen organizado, corrupción institucionalizada y pésimos resultados? ¿Por qué se mide al gobierno y a la oposición con dos varas, donde el primero puede hacer lo que le venga en gana sin castigo alguno y el segundo comete un error y es descalificado sin ninguna posibilidad de redención? Desde mi muy particular punto de vista, hay muchísimos factores que nos podrán dar luz al respecto. Uno de ellos es precisamente la falta de identidad y rumbo que los mexicanos ven en Acción Nacional. Estamos totalmente desdibujados. Si alguna vez nos vieron con buenos ojos y aprobaron nuestra forma de gobernar, hoy ya se les olvidó o recuerdan solo las malas prácticas que, sin duda, nos han marcado desde hace mucho tiempo. Es por ello por lo que, antes de pensar en las próximas elecciones, antes de quebrarnos la cabeza pensando en cómo salir del hoyo, debemos trabajar muy concienzudamente en definir quiénes somos en pleno siglo XXI, quiénes queremos ser y cómo lo vamos a lograr.
Hay señales de que los próximos pasos de la nueva dirigencia del PAN van en ese sentido. Esperemos que así sea y trabajemos para que eso se concrete. Lo más provechoso para México es involucrarnos para poder participar en la definición del PAN del futuro. Por otro lado, si en esa definición la defensa y práctica de la democracia es parte sustancial para México, también se deberían aplicar hacia el interior. Abrir espacios para todos aquellos panistas y simpatizantes que queremos volver a hacer nuestro al partido. Ya no más una organización solo de dirigentes, de cuates, de grupos, de padroneros. Un partido con una visión clara nos volverá a dar identidad, nos devolverá el ánimo para volver a sentirnos orgullosos de ser panistas. Y para los que no lo son, al menos reconocerán una fuerza que sabe lo que quiere. Que es oposición cuando hay que serlo, pero también colaborará con el gobierno en aquello que beneficie al país.
En esta nueva era del presidente Trump, en la que busca utilizar a México como piñata, el PAN deberá tener muy definida su posición sobre las acciones que busquen perjudicarnos. Habrá que hilar muy fino, con inteligencia, principios, estrategia, visión de país, para dejar muy claro hasta cuándo y cómo apoyar las decisiones gubernamentales y hasta cuándo y cómo ser oposición, presentando otras alternativas viables, concretas, siempre pensando en el bienestar de las y los mexicanos. Tiempos muy interesantes. No podemos dejar de ser protagonistas de este momento histórico. Trabajemos para que nuestra voz se escuche y podamos contribuir a construir el México que deseamos. ¡A darle!