¿Qué importa más los compromisos o el proyecto?
“Una perfección de medios y confusión de objetivos
parece ser nuestro principal problema”
Albert Einstein
Para contestar esta pregunta tendríamos que hacernos dos preguntas previas: ¿compromiso con quién? y ¿proyecto para qué? Tomemos el caso de un partido político. Un hipotético caso nos diría que primero habrá que definir el proyecto a fin de hacer los compromisos para cumplirlos. Si es de oposición, su labor principal será crear una visión del país al que aspira y, como su nombre lo dice, oponerse a todas las acciones de un gobierno que a su parecer va en sentido contrario. Si dicha oposición es responsable, no solo enfocará sus baterías a oponerse, sino que también apoyará los actos de gobierno que considere adecuados para lograr el bien común. Es por ello fundamental que un partido político elabore claramente el proyecto que lo definirá y que lo guiará a fin de trabajar en conseguir sus objetivos. Hasta aquí, todo bien. El problema empieza cuando el proyecto no queda nítido, es confuso y por lo tanto sin futuro alguno. Empiezan las ambigüedades, los dobles mensajes y los compromisos erróneos. El partido cae en la irrelevancia, la mediocridad, el grupismo, el amiguismo, la cerrazón, el conformismo.
Es así como, cuando el proyecto no es contundente, los compromisos pasan a ser más importantes que el proyecto. Al no saber hacia donde voy ni qué es lo que quiero, comienzo a lucrar de esa confusión haciendo compromisos personales y grupales para mantener las cosas como están para que no pase nada. Recordemos que estamos hablando de un caso hipotético. Cualquier parecido con la realidad será fruto de su imaginación, querida, querido lector. En la realidad. ¿será lo que está pasando en México? Es momento de que tanto dirigentes como militantes de los distintos partidos de oposición, empezando por el PAN, se hagan estos cuestionamientos. ¿Realmente estoy trabajando en definir un proyecto de nación que me guíe hacia lo que quiero como país? ¿Una visión que nos saque del marasmo, que anime a los militantes a ponerse a trabajar, que invite a las y los ciudadanos a unirse? ¿Yo dirigente, estoy predicando con el ejemplo, trabajando con apertura, convocatoria, claridad de pensamiento? O ¿estoy a gusto con la situación actual, haciendo compromisos a fin de mantener el control del partido, ya que no me queda claro hacia dónde hay que ir, aplicando el refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores”?
¿Tanto dirigentes como militantes tendremos la generosidad y altura de miras para ponernos a trabajar en conjunto, haciendo a un lado las mutuas y muchas veces fundadas desconfianzas? ¿Tendremos los liderazgos que se requieren en estos tiempos de confusión para reconocer errores, realidades, injusticias, malas prácticas, compromisos mal entendidos? ¿Habrá ciudadanas y ciudadanos allá afuera que todavía estén dispuestos a darle otra oportunidad al PAN? No hay que olvidar, para bien y para mal, que en México la única forma de acceder al poder, vía diputaciones, presidencias municipales, gubernaturas y presidencia de la república, solo es a través de los partidos políticos. Sí, tendrán mala fama y se cree que ya no tienen remedio. Sin embargo, mientras no se logre construir una nueva fuerza política, habrá que trabajar con lo que hay. Y, con todo respeto, de crearse otro partido, nada garantiza que con el tiempo caigan en los mismos problemas y complejidades de los actuales. Mientras que son peras o son manzanas, habrá que enfocar baterías y escoger una trinchera para evitar la destrucción de México. Los militantes partidistas desde dentro haciéndose escuchar una y mil veces. Desde fuera, las y los ciudadanos exigiendo y trabajando para que se les voltee a ver y que se reconozca su valía y su indispensable participación para cambiar a México.
No nos equivoquemos. Los compromisos que asumamos, tanto dirigentes como militantes deben ser para construir y hacer valer un proyecto de nación que incluya a todas y todos aquellos de buena fe que anhelan y trabajan por un mejor país. Los compromisos que se desvíen de ese objetivo pierden su valor moral y no son dignos de ser tomados en cuenta. Espero que estemos a la altura.