Por una Narrativa con Resiliencia:
Pero ¿Qué nos pasó?
“Resiliencia: Capacidad para adaptarse
a las situaciones adversas
con resultados positivos”
Si algo necesita el Partido Acción Nacional en estos momentos críticos de su historia es encontrar una narrativa enfocada en la RESILIENCIA. Me explico. De 1939 al año 2000, el PAN fue capaz de crear y sostener una narrativa de lucha incansable por la democracia en México, a través de la concientización política de los mexicanos, de la terca perseverancia a pesar de las derrotas y fraudes electorales, de buenos gobiernos en los pocos espacios que se le abrieron al sistema hegemónico de un partido oficial, de excelentes tribunos en los congresos federal y locales, donde se ganaban los debates, pero se perdían las votaciones. Sobre todo, de practicar una política basada y guiada por principios de doctrina, plataformas políticas y programas de acción que contrastaban con otros partidos creados alrededor del poder o de algún caudillo en turno.
A partir del 2000, cuando se logra ganar la Presidencia de la República, esa narrativa como que llegó a su fin. Se había alcanzado a derrotar al partido hegemónico que había construido una “dictadura perfecta” a lo largo de 71 años. ¿Habíamos conseguido la democracia? No del todo, solo su primera fase que era lograr la alternancia en el poder federal. Pero en el imaginario colectivo, cuando menos de los panistas, según mi humilde opinión, la percepción fue que la lucha por la democracia había rendido sus frutos. ¿Y ahora, cuál ha sido y cuál es nuestra narrativa? Desde que logramos nuestro objetivo primario, instaurar la democracia en México, el apoyo ciudadano hacia Acción Nacional ha ido a la baja. ¿Por qué? Creo yo que, en gran parte, por falta de una narrativa adecuada. Veamos primero los números.
Ganamos la Presidencia de la República en el año 2000 con un 42.5% de los votos. Seis años después la volvimos a ganar, pero solo con el 35.89%, apenitas arriba del contrincante más cercano quien obtuvo el 35.31%. En las elecciones siguientes, la popularidad del PAN siguió mermándose sostenidamente: En el 2012 perdimos la Presidencia de la República, alcanzando 25.39%, yéndonos hasta el tercer lugar. Finalmente, en el 2018 regresamos al segundo lugar con el 22.27% de los votos, pero que significaron menos de la mitad de los 53.19% del ganador.
En cuanto a la última elección intermedia, el PAN alcanzó el 25.73% PERO en coalición con el PRI y PRD. Las encuestas más recientes (Mitovsky, septiembre 2022), tomando solo al PAN sin alianza, nuestra popularidad o aceptación ronda los 15.1% contra 30.8% de morena. Ante este desolador panorama, la pregunta obligada es, pero ¿qué nos pasó? ¿Qué hicimos en estos últimos 22 años para transitar de ganar la Presidencia de la República en el 2000 con un 42.5% de los votos, a tener una preferencia electoral en el 2022 de solo 15.1%? ¿En verdad nuestros gobiernos y nuestra actuación en la vida política de México ha sido tan deplorable para llegar al lugar que ocupamos actualmente?
¿Acaso los gobiernos panistas desaparecieron la seguridad social de las personas más necesitadas? ¿Derrocharon miles de millones de pesos en obras faraónicas, a cambio de dejar sin medicamentos a los enfermos atendidos en los organismos de salud públicos? ¿Los niños enfermos con cáncer no pudieron enfrentar su enfermedad porque no había medicinas? ¿Les quitamos a las madres trabajadoras estancias infantiles donde se cuidaban a sus hijos mientras ellas buscaban el sustento para sus familias? No. La respuesta contundente, sin lugar a duda, es NO. Entonces, ¿Cómo es posible que el gobierno que sí ha hecho todas estas atrocidades actualmente tenga una aprobación del 46% (Reforma septiembre 2022), contra el 19% con que cuenta el PAN? La respuesta esta en la NARRATIVA. Motivo de la siguiente reflexión disruptiva.