Por un gobierno que te apoye a salir adelante 2:
La persona
“Somos esclavos sólo si dejamos que
el destino nos controle. Siempre hay una elección”
Julie Kagawa
Ya contamos con el paraguas de la narrativa propuesta para que el PAN y/o o la coalición Va X México capte la atención y logre involucrar a los ciudadanos para alcanzar el poder: “Por un gobierno que te apoye a salir adelante”. En las siguientes reflexiones desarrollaré este concepto enfocado a las diversas realidades a las que hay que darle respuesta: la persona, la familia, el municipio, la política, la economía, etc., etc. Empecemos por la persona. En un contexto de humanismo político, ¿a quién le corresponde que una persona, hombre o mujer, salga adelante? ¿Debe ser responsabilidad del Estado o de la misma persona? Por el principio de subsidiariedad, podemos afirmar que la persona es y debe asumirse como protagonista de su propio destino. Partiendo de este hecho, ¿la principal responsabilidad del gobierno para que una persona salga adelante es la de proporcionarle programas asistenciales de todo tipo para que, si es necesario, viva gracias a esos apoyos? O ¿Qué el estado genere las condiciones necesarias y suficientes para que las personas tengan un empleo digno o puedan emprender algún negocio para que ellas mismas se desarrollen y salgan adelante?
Las respuestas a estas preguntas son cruciales para hacer una clara distinción entre un gobierno estatista y otro humanista. Desde aquí es donde debemos empezar a diferenciarnos con hechos y elaborar una narrativa que nos haga distinguibles a las políticas que aplica el presente gobierno federal. Ya lo dijo muy claramente el Presidente de la República, donde no hay posibilidad de duda: Morena necesita que haya muchos pobres para que, cuando sea necesario, salgan a defender al cuatroteismo. Se apoya a los pobres, no para que dejen de serlo, sino por estrategia política. La base de esta forma de pensar y actuar es entregar dinero en forma directa a aquellas personas en condición de pobreza, a fin de que a) no salgan de esa condición y b) vivan agradecidos con el gobierno por ese tipo de ayudas. La filosofía detrás de estas acciones es darle de comer eternamente a quien lo necesita en lugar de enseñarle a pescar.
¿Cuál debe ser la narrativa humanista? He sostenido en otras reflexiones disruptivas que el ser humano es aspiracionista por naturaleza. Y la narrativa nuestra debe ser eminentemente aspiracionista. Si nazco en un contexto donde no nos alcanza para comer mas que una vez al día, yo aspiro a poder comer tres veces al día con los nutrientes necesarios para poder desarrollarme adecuadamente. Si vivo en una casa de un solo cuarto, aspiro a contar con una vivienda amplia donde mi familia pueda tener un ambiente sano para vivir en armonía y paz. Si no alcancé a terminar mis estudios a cualquier nivel, aspiro a educarme para tener los conocimientos que me permitan salir adelante y, de ser necesario, contar con apoyo temporal del gobierno. Si estoy desempleado, aspiro a encontrar un empleo en una empresa que se ha creado o que ha crecido gracias a un ambiente de prosperidad garantizado por el gobierno. Si tengo las habilidades técnicas y financieras adecuadas, poder emprender un negocio en donde el gobierno me de las facilidades para abrirlo, sostenerlo y crecerlo, en lugar de asfixiarme con trámites burocráticos inútiles y desalentadores de la inversión.
En síntesis: nuestra narrativa debe de partir del hecho de que la persona es aspiracionista y el gobierno debe crear las condiciones para que dicha persona, siendo protagonista de su propio destino, encuentre las condiciones para desarrollarse, tanto material como espiritualmente. Es claro y evidente que esto suena muy bien en abstracto. El mundo real es sumamente cruel y desigual. No hay piso parejo para que todas y todos puedan salir adelante solo por quererlo. Pero para eso se pretende gobernar: para emparejar el piso lo más posible y apoyar subsidiariamente a quien lo requiera. ¿Tarea titánica? Por supuesto. ¿Muy idealista? Tal vez. Sin embargo, si no logramos despertar las conciencias de los mexicanos e invitarlos a luchar por una opción diferente y posible, entonces para qué nos metemos en política y para qué perdemos el tiempo creyendo que no vamos a poder cambiar a México porque “la realidad está muy difícil”. Para criticar somos muy buenos, porque es muy fácil. Construir es muy complicado y merece perseverancia. ¿En cuál lado te apuntas? Apuntemos al sol y de perdida le daremos a alguna estrella.