Por un gobierno que te apoye a salir adelante 3:

La Familia

“La Familia, comunidad de padre e hijos

y unidad natural básica, tiene influjo

 determinante en la sociedad entera.”

PAN Proyección de Principios de Doctrina 1965

 

      En la proyección de principios de doctrina del PAN en 1965 se afirma que “la familia tiene como fines naturales la continuación responsable de la especie humana; comunicar y desarrollar los valores morales e intelectuales necesarios para la formación y perfeccionamiento de la persona y de la sociedad, y proporcionar a sus miembros los bienes materiales y espirituales requeridos para una vida humana ordenada y suficiente”. Esta definición nos enfrenta a un problema muy interesante y complejo: Por el principio de subsidiariedad, la familia esta antes que el Estado; luego entonces, es misión primigenia de la familia “comunicar y desarrollar los valores morales e intelectuales” a sus miembros. Y aquí surge el dilema, ¿México está como está por las acciones y omisiones de sus gobiernos, o por acciones y omisiones de sus familias?

 

      La transformación del mundo ha influido en la integración de la familia y en sus tareas. No podemos afirmar que existe solo un modelo: padre, madre, hijas e hijos. Para entender la realidad de las familias actualmente debemos considerar que hay, además, una amplitud diversa de otros tipos: monoparentales, solo padre o solo madre; familias ampliadas que incluyen a las abuelas, abuelos, suegras o suegros, tías o tíos, primas y primos que viven en un mismo espacio; familias que por los divorcios se cuentan con padres y madres no naturales; hijas e hijos que son adoptados; e incluso integrada solo por los hijos cuando los padres han fallecido; o abuelas y abuelos que se hacen cargo de sus nietos al faltar los padres. Etc,, etc. Cada una de estas familias tienen sus propios retos y oportunidades cotidianos. Y aquí la gran pregunta: ¿todos los diferentes tipos de familias tienen la capacidad de “comunicar y desarrollar los valores morales e intelectuales necesarios para la formación y perfeccionamiento de la persona y de la sociedad”? En el mundo actual, en la gran mayoría de las familias ya no es suficiente el ingreso del padre o de la madre. Ambos tienen que salir a trabajar dejando a los hijos al cuidado de otras personas. Además, la creciente violencia familiar es una realidad que debe ser considerada en cualquier política pública que busque su desarrollo armónico. ¿Qué hacer?

La clave, creo yo, está en lo establecido en la Proyección de Principios de Doctrina del 2002, donde queda claramente contemplada una mutua dependencia entre familia y Estado: “Es función esencial del Estado hacer posible y facilitar el cumplimiento de la misión propias de las familias que forman la comunidad política, que no puede realizarse plenamente sino dentro de un orden social, económico y político. Por su parte, la familia debe cooperar con el Estado y las organizaciones intermedias al establecimiento del orden en la sociedad, y cumplir la tarea fundamental de educar y orientar social y políticamente a sus miembros”.  Sobre acciones concretas para que el “gobierno te apoye a salir adelante”, en primerísimo lugar debemos contemplar a la educación. Una educación basada en valores éticos, culturales, cívicos, en ampliación de la mente a reconocernos como nación y abiertos a convivir con otras culturas. A hacernos conscientes de que solo podremos salir adelante si nos desarrollamos tanto como personas en lo individual como en lo social, en los planos material y espiritual, abiertos al mundo y orgullosos de nuestros orígenes. Respeto, honradez, equidad de género, solidaridad, cuidado del medio ambiente.

 

      Y un fenómeno muy actual, ineludible, es cómo abordar el uso de las redes sociales y las tecnologías de la información en la formación educativa de niños y jóvenes. Temas que tendrán que estar en el centro del debate de toda narrativa hacia una forma de gobernar guiada por el humanismo político. Familia, Estado y educación están intrínsecamente unidos. En la medida que analicemos, definamos y entendamos estos conceptos, siempre involucrando a la sociedad, en esa medida lograremos crear las políticas públicas que nos ayuden a enderezar el camino por el que transitamos. Tenemos mucho que decir y hacer. ¡A darle!