Panistas, cuidado con Xóchitl
“Ojo a las situaciones inesperadas.
En ellas se encierran, a veces las grandes oportunidades.”
Joseph Pulitzer
Esta advertencia va en dos sentidos. El primero, lo enfoco a nivel institucional. ¿Qué implicaciones tiene para el PAN la irrupción de una personalidad como la de Xóchitl Gálvez, quien no esta afiliada a Acción Nacional pero su vida es un ejemplo de cómo deberíamos comportarnos los panistas? Para empezar, llega como una bocanada de aire fresco que nadie esperaba. No surge por el dedazo de algún dirigente, no es producto de componendas de cúpulas, no resulta de la aparición de una persona que nadie conoce y se impone como la líder a quien hay que apoyar. En cierto sentido resquebraja, o debe de hacerlo, los grupos de poder al interior del PAN. En percepción, cambia la jugada que parecía la “institucional” de los panistas con mucho pasado pero que no representan futuro. Nos mueve el tapete a todos, desde los dirigentes hasta los militantes y simpatizantes. Les da una cachetada con guante blanco a los conspiracionistas de “este arroz ya se coció”, que daban por perdida la lucha por la presidencia y querían enfocarse en ganar el congreso.
Esta advertencia va también en el sentido de que nos demuestra a todas y todos que, haciendo bien las cosas, con esperanza, perseverancia, inteligencia y trabajo duro, se pueden lograr lo impensable. Yo sinceramente he estado constatando un enorme desánimo entre militantes de muchos años, que se la pasan añorando al PAN de los fundadores y no saben cómo trabajar en el partido de hoy. Por ello comencé estas “Reflexiones Disruptivas: Trabajando para el PAN del futuro”, con la consigna del Maquío “Solo esta derrotado, aquel que ha dejado de luchar”. Porque los militantes somos tan panistas como lo dirigentes. Y tenemos mucho que decir y hacer. La irrupción de Xóchitl tiene varias semejanzas con la de Vicente Fox en el año 2000. Una figura campechana, desgarbada, ranchera, auténtica, que poco a poco se fue imponiendo al interior del PAN y luego permeó a toda la sociedad, logrando el triunfo. Fue la punta que lanza que logró derrotar a un partido hegemónico que contaba con una estructura territorial aceitada por más de 20 gobernadores priistas y cientos de presidencias municipales, muy similar a la actual. Un candidato y una narrativa que posicionó muy eficazmente la necesidad de un cambio en el rumbo del país. En ese entonces pocos creían que la hegemonía priista se podía desmoronar. A pesar de ello, se logró. No solo por el trabajo de los panistas, sino sobre todo porque las y los no partidistas se vieron representados. ¿Por qué no podríamos repetir aquella hazaña?
El segundo sentido de esta advertencia tiene que ver con la ciudadanía. Con la esencia misma del PAN: volver a ser lo que nunca debimos abandonar, escuela e instrumento de los ciudadanos para acceder al poder. Xóchitl esta logrando que los mexicanos vuelvan a ver al PAN como opción. Se nos viene una marejada que, o nos inunda y destruye, o nos trae abundante agua fresca para sembrar ciudadanía y cosecharla en Acción Nacional. Es la oportunidad de oro para los que seguimos pensando en que el PAN tiene remedio. Aprovechemos esta ola. Seamos creativos, inteligentes, estratégicos, generosos, perseverantes, disruptivos. No podemos dejar pasar esta oportunidad que difícilmente se repetirá. Pongámonos las pilas, desechemos los pretextos, los no se puede, los ya está todo podrido sin remedio.
Por supuesto falta muchísimo camino por recorrer, muchos obstáculos por saltar y muchos retos que descifrar. Sin embargo, la oportunidad esta aquí. Aprovechemos la Xochitlmanía con inteligencia, con ética, con los instrumentos que nos da el humanismo político. Pero un humanismo del siglo XXI, moderno, renovado, actualizado, aterrizado, posible. Con eficacia, con trabajo de tierra, con ánimo, con entusiasmo de que sí es posible cambiar nuestra realidad. Dentro y fuera del PAN. Hoy, todo puede pasar, nada esta escrito en piedra. Todos podemos ser actores en esta inesperada escena. Sacudamos nuestro desánimo. Y como dice la canción de Diego Torres “Saber que se puede/ querer que se pueda/ quitarse los miedos/ sacarlos afuera/ Pintarse la cara/ color esperanza/ Tentar al futuro/ con el corazón”. Advertidos estamos, pues.