PAN: Es momento de pedir perdón y actuar en consecuencia

 

“Las disculpas no están destinadas a

cambiar el pasado, están destinadas a cambiar el futuro”.

Kevin Hancock

 

      Los resultados del domingo 4 de junio, tanto en Coahuila como en el Estado de México, nos muestran luces y sombras.  Por el lado de las luces, los dirigentes de los partidos de la Coalición Va por México, han mencionado que hubo un empate, se perdió un estado y se ganó otro. Que, sumados los votos de ambas coaliciones en estos estados, la diferencia es mínima, por lo que hay tiro para el 2024. Que se arrasó en Coahuila, mientras que la derrota mexiquense se le atribuye a la poca participación ciudadana, menor al 50%, y a la traición del gobernador Alfredo del Mazo que no hizo nada para apoyar a la candidata que él escogió e impuso. Estos argumentos son impecables por verdaderos. Los partidos coaligados cumplieron en términos generales, porque se demuestra que Morena y aliados no son invencibles. El pequeño problema es que no dicen toda la verdad.

 

      Por el lado de las sombras, me referiré exclusivamente a los votos con los que contribuyó el PAN en ambos estados. De los 741,731 votos de la coalición (que representan el 57% del total en Coahuila) el PAN aportó la inverosímil cantidad de 84,962 (6.8%) quedando en cuarto lugar. El porcentaje de participación fue del 56%. En el Estado de México, del total de 2,752,330 (44.3%) aportados por la coalición, el PAN aportó 701,573 (11.29%). Con un porcentaje de participación del 49%.  La pregunta obligada entonces es ¿En verdad es de celebrar la fuerza del PAN en ambas elecciones? ¿Es satisfactorio para un partido que aspira a contribuir con sus votos para ganar en el 2024 ese pírrico apoyo? Se ha mencionado que el partido que genera más repudio entre la población es el PRI; que está en vías de extinción. Pero si lo vemos fríamente, el PAN tiene mucho menos apoyo de los ciudadanos en ambos estados. ¿Quién esta en problemas, el PRI o el PAN?

 

      Ha llegado la hora de una buena sacudida, de pensar disruptivo para actuar diferente. Con estos resultados es evidente que le hemos fallado a lo ciudadanos. En el Estado de México, en cada elección a gobernador no hemos hecho más que obtener menos y menos votos. De los 1,146,071 votos que obtuvimos en las elecciones a gobernador de 1999, pasamos a 701,573 en este año 2023. Solo que hace 24 años quienes ejercieron su derecho al voto fueron 4,458,677 y en este año fueron 6,039,341. Patético.

 
      La primera conclusión a la que se puede llegar es que tenemos un problema estructural, más que coyuntural. Es decir, no solo es problema de una o dos dirigencias estatales. Es un problema que va más allá. De diseño de un partido que, en los hechos, no trabaja incansablemente para obtener el poder, sino solo buscar administrar las derrotas. Es un problema de los distintos comités nacionales que no han exigido cuentas al panismo mexiquense que debería ser punta de lanza en todo el país. Es problema de las dirigencias tanto estatales como municipales, ya que no han trabajado al lado del ciudadano y se han conformado con cuotas de poder para que las escleróticas cúpulas se mantengan con sus mediocres resultados. Es problema de los militantes que no hemos tenido ni la fuerza, ni la unidad, ni el liderazgo, ni la motivación, ni las estrategias, ni el tino de elegir dirigentes más eficaces y eficientes.

 

      Por todo ello es momento de pedir disculpas a los ciudadanos que esperan una opción política que le hable al tú por tú. Reconocer con toda humildad que nos hemos equivocado en las estrategias, en la forma de hacer política, en mirarnos el ombligo olvidándonos de ellos. Que el PAN que nació para ser instrumento ciudadano se ha anquilosado y cerrado a nuevas ideas, personas, formas de buscar el apoyo. Si esto es cierto, y las cifras electorales lo demuestran, ¿cuál es el problema de pedir perdón por ello?  Decir públicamente “NOS EQUIVOCAMOS. PERDÓN”. Pero lo más importante. Que estamos dispuestos a actuar diferente y trabajar en consecuencia. Por un PAN que escuche y oriente al ciudadano. Que se interese por sus problemas mas urgentes, que demuestre que esta con ellas y ellos proponiendo soluciones sensatas y acorde a su realidad. Que los acompañe en el día a día y no solo se acuerde de ellos en las elecciones, para luego quejarnos del por qué no participan. Hay mucho que analizar. Lo seguiremos haciendo en la próxima reflexión disruptiva.