O se es diferente o no se es
“Los partidos políticos deben ser
Instrumentos ciudadanos, no cotos de poder”
GAVA
Sin lugar a duda hubo muchísimos ciudadanos que nos espantamos en los días en los que Xóchitl dejó de hacer apariciones públicas. “Su campaña ya se desinfló; los partidos políticos la dejaron sola; ya la quieren cambiar porque no dio el ancho; su popularidad se estancó y ya no va a crecer”. Los cuatroteístas se dieron vuelo pregonando el inevitable e irreversible triunfo de su corcholata en las elecciones del 2024. Muchos se fueron con la finta. Apareció el desánimo y la desesperanza. Sin embargo, no contábamos con la astucia de Xóchitl y de los integrantes del Frente Amplio por México, quienes aplicaron la anécdota del leñador ganador:
Hace muchísimos años, en un pueblo muy, muy lejano hubo un concurso entre dos leñadores, a ver quién de ellos cortaba más árboles con hachas. Al terminar la competencia, y para no dañar el medio ambiente, por cada árbol cortado habrían de sembrar al menos cinco más. El concurso empezó y ambos leñadores iban parejos. De repente uno de ellos paró de cortar y se fue a su casa. El otro, sorprendido, siguió cortando cada vez más rápido con la idea de que, al regresar su contrincante, ya le llevaría una ventaja inalcanzable. El leñador ausente regresó y continuó con su labor. Cuando ya iba a alcanzar al que se quedó cortando, de repente se vuelve a retirar. Otra vez sorprendido, el leñador dio gracias al cielo porque cada vez le costaba más y más trabajo derribar un árbol. Finalmente, al regresar su competidor, en poco tiempo éste derribó los suficientes árboles para proclamarse ganador. ¿Cómo fue posible esto? Muy fácil. El leñador que se retiraba a su casa no lo hacía para descansar, sino para afilar su hacha. Así, cuando regresaba, derribaba árboles más rápido. En cambio, el que se quedó todo el tiempo cortando, a su hacha se le acabó el filo y al final ya no pudo cortar más, por lo que perdió el concurso. Moraleja: En términos coloquiales, “Hay tiempo para echar cohetes y otro para recoger las varas”. En términos estratégicos, Hay tiempo para hacer activismo en campo, pero también para planear en escritorio lo que uno va a hacer.
O se es diferente o no se es. Como buena ingeniera que es, Xóchitl sabe cuándo es tiempo de planear y cuándo de ejecutar lo planeado. Tengamos en cuenta que hay que ponerse de acuerdo con tres partidos políticos y con cientos de líderes ciudadanos. Dentro de cada partido y organización, hay intereses propios, a veces encontrados, que no son fáciles de acomodar para ir todos en una misma dirección. Esta tarea lleva tiempo, inteligencia, perseverancia, tolerancia, disciplina y sobre todo humildad. Y no solo al principio, en la etapa de planeación. Todo ello debe prevalecer a lo largo del proceso electoral, así que fácil, fácil, no lo es ni lo será. Aquí es donde entra el poder de los ciudadanos sin partido. Donde hay que hacer la diferencia. Lograr que los partidos sigan abiertos para recibir no solo ideas ciudadanas sino también candidatos a cientos de puestos de elección popular. Los partidos políticos deben de dejar de ser cotos de poder. Pero no lo dejaran de ser por mutuo propio. La fuerza rosa debe hacerse presente con estrategia, con ideas, con planeación, con activismo, con líderes comunitarios que puedan ganar elecciones.
Sabemos que la gran fuerza a derrotar no es tanto morena sino el abstencionismo. Ya hemos visto que los partidos políticos no lo han podido vencer por muchas razones. Es el turno ciudadano. Hay que pensar y actuar diferente, pensar y actuar disruptivos. Encontrar el cómo involucrar a los apáticos. Qué resortes hay que jalar para que participen no solo por sus intereses personales, sino por el bien de México. Es una tarea donde no se requiere el aval partidista. Es más, estorba. Ciudadano, la cancha es toda tuya. Demuestra a los partidos que sí hay de otra. Qué sí es posible hacer otro tipo de política: una política ciudadana (valga el pleonasmo y redundancia).