“Ningún gobierno le había dado algo a mis papás”
“Mi solidaridad con quienes sufren no solo
los estragos de un huracán, sino la
mediocridad de su gobierno”
Sin lugar a dudas, una de las batallas que vamos a librar en el proceso electoral del 2024 es contrarrestar la percepción de los adultos mayores de que, el actual, es el único presidente que les ha dado su pensión. Por lo tanto, una forma de agradecimiento es seguir apoyando a la cuatrot. Y no solo son los adultos mayores, son también sus hijas e hijos que agradecen ese dinero no recibido antes, lo que les facilita la tarea de su cuidado y atención. ¿Qué hacer? Esta respuesta requiere de una construcción colectiva en la que mucha gente aporte ideas y podamos construir una narrativa consistente que incline la balanza hacia el proyecto y candidatos de la Alianza Va por México. Porque el voto de los adultos mayores será crucial para el triunfo o la derrota de las y los candidatos en todos los puestos de elección popular. Empecemos.
Lo primero que podemos aportar es reconocer que, con datos duros, objetivos, será difícil ganar la batalla. Debemos de tener en mente que para convencer requerimos más enfocarnos en los sentimientos que en los hechos. Percepción más que objetividad. Sin embargo, es fundamental conocer los hechos para luego dirigirnos al sentimiento de las y los mexicanos. Me explico. Comencemos con los hechos: El primer programa dirigido a otorgar dinero bimestralmente a los adultos mayores, a nivel nacional, fue el de “70 y más”, creado por el Presidente Vicente Fox en los primeros años de su gobierno. Consistió en otorgar una pensión a los adultos mayores de las zonas y municipios más marginados y con mayores niveles de pobreza. Para ello se requirió conformar padrones de beneficiarios y crear reglas de operación para su justa distribución, a fin de que les llegaran a quienes más lo necesitaban. No era un programa universal, por lo que tenía su complejidad operativa. Además, se manejó como un programa del gobierno federal, institucionalmente, no del Presidente Fox. Sin embargo, ysq ganó la batalla de percepción al haberlo hecho universal y proponer elevar los programas sociales en la Constitución.
Nuestro reto será cómo hacer entender que, si ya está en la Constitución, nadie podrá amenazar con quitárselo a quienes no voten por la cuatrot. Asimismo, hacer entender, tanto a los adultos mayores como a sus hijos, de que está bien los 4 o 6 mil pesos que reciben y recibirán bimestralmente, pero que de poco sirven si lo van a tener que destinar a medicinas y atención médica, las cuales estaban cubiertas con el seguro popular, desaparecido por este gobierno. También la ayuda que se recibe con la mano derecha se diluye en la izquierda (o viceversa para los zurdos), se escurre con el nivel de inflación que estamos viviendo. Todos los productos de la canasta básica han subido sus precios, por lo que ya no nos alcanza como nos alcanzaba antes de este gobierno. No es lo mismo inflación del 2 ó 3 por ciento que la actual del 4.7%. La tan prometida baja de la gasolina a diez pesos, ya va en más del doble, pero hacia arriba y esto repercute no solo en quienes tienen vehículo propio, sino en el transporte público y en la distribución de alimentos en todo el país. ¿Cómo explicar esto en términos sencillos y que pegue en el nivel sentimental para que se entienda?
Por último, crear una narrativa convincente de que dar dinero no es suficiente. Dinero que no sale del bolsillo del presidente, sino de los impuestos que pagamos todos los mexicanos. Los adultos mayores requerimos de atención personalizada, de políticas públicas que nos den la confianza de que no estamos solos, de que hay alguien que este al pendiente por si algo se nos ofrece. De que, además de nuestra pensión, estén garantizadas las medicinas que se requieren y una atención médica de calidad. Eso no se tiene hoy. Hay que construirlo. Y Xóchitl Gálvez, como buena ingeniera que es, sabe cómo hacerlo. Sigamos pensando disruptivo. Busquemos darle al clavo con la narrativa que nos hará conquistar los corazones de las y los adultos mayores, incluyendo por supuesto a sus hijos. ¡A darle!