México, tenemos un problema

“Del 2010 al 2023 el apoyo ciudadano a la democracia

En América Latina ha perdido fuerza”

Latinobarómetro

     Una de las expresiones clásicas de la democracia es la realización de elecciones libres en las que los diversos partidos políticos compitan entre sí para acceder al poder, a través de ganar la mayoría de la voluntad ciudadana expresada en el voto. Esta definición presupone que, para que la democracia esté plenamente vigente, se requieren demócratas. Sin embargo, a últimas fechas la simpatía ciudadana hacia la democracia ha ido a la baja. Según el Latinobarómetro, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en México solo el 48% de ciudadanos apoyan la democracia, perdiendo 15% de soporte del 2010 a 2023. No solo eso, somos el primer lugar en sostén al autoritarismo, pasando del 22% al 33% en el mismo periodo.

 

      Este fenómeno nos puede dar más luz del porqué de los resultados del 2 de junio. Aunque parezca y sea muy injusto, a la democracia se le juzga mucho más duro que a otro sistema político como el autoritarismo. Sobre todo, por los resultados tangibles que recibe el ciudadano de a pie. En la democracia se lucha por la vigencia de las instituciones, por la división de poderes, por el estado de derecho, por la plena vida republicana, por la vida, verdad y libertad. Conceptos todos muy loables y defendibles, pero ¿qué les dicen concretamente a las personas que día a día luchan por su supervivencia, por quienes esperan apoyo del gobierno, por quienes tienen que hacer sacrificios diarios para vivir dignamente, por quienes creen que una autoridad debe velar por los intereses de las mayorías para lograr una vida más igualitaria para todos?

 

      En una democracia, el ciudadano tiene que estar vigilando que sus derechos no sean vulnerados, debe tener conciencia de apoyar a su prójimo y a su comunidad, tiene que estar diariamente informado para tomar las mejores decisiones. En cambio, el gobierno autoritario o en vías de serlo, les facilita la vida a todos. “Tú dame voto de confianza y yo me encargo de hacerte la vida más fácil”. “El gobierno es el responsable de tu desarrollo, por lo que no tienes que estar atento como en la democracia”. “Concédeme parte de tus libertades y yo me encargo de tu presente y tu futuro”. “No tiene que esforzarte con un trabajo pesado y cotidiano, yo te doy dinero para que vayas sobreviviendo y tú me das todo tu apoyo”. Mientras el estado cumpla con satisfacer las necesidades más elementales de los habitantes de un país, incluyendo la necesidad de creer, lo que haga más allá de mis necesidades me tiene sin cuidado. Que soporta y apoya el desarrollo de la corrupción, pasa. Que deja trabajar y apropiarse de amplias regiones del país a la delincuencia organizada, no digo nada hasta que no me afecte. Es más, si me afecta, pero creo que el gobierno esta de mi lado, pasa. Que la violencia llega a cifras nunca vista, pasa, ya que ésta viene de muchos años atrás y no se puede terminar con ella de la noche a la mañana.

 

      Esta realidad la deben tomar en cuenta quienes todavía no salen del azoro y sorpresa de la aplanadora que nos pasó por encima a la oposición, sean partidos políticos, sean ciudadanos. Para que triunfe la democracia, debe haber demócratas. ¿Los habemos, somos mayoría? El Latinobarómetro nos indica desgraciadamente que vamos a la baja. Esta realidad es la que tenemos que tomar en cuenta para lo que pretendamos hacer de aquí en adelante. Preguntas pertinentes ¿los partidos opositores realmente practican la democracia interna, para tener la autoridad moral de exigirla hacia afuera? ¿Son instrumentos abiertos a los ciudadanos para que éstos los hagan suyos y participen activamente en política? ¿Los mexicanos tenemos conciencia ciudadana donde 40 millones de ellos no les interesó ni siquiera salir a votar? Ciudadanos de todas las clases sociales, de todas las edades, de todas las regiones del país le dieron su voto de confianza a un movimiento que está dispuesto a destruir las instituciones democráticas con tal de tomar el control del futuro de los mexicanos.

 

     Dejémonos de pleitos para encontrar culpables. Pensemos más allá de nuestras narices. Elevemos la calidad del debate, argumentemos, pensemos diferente, actuemos con congruencia, con imaginación, con mucha inteligencia y trabajo. Mucho trabajo. Más nos vale despabilarnos y ser y actuar como auténticos demócratas. ¡A darle!