La hora de la verdad es hoy. No el 3 de septiembre
“Las oportunidades son como los amaneceres.
Si esperas demasiado tiempo, las echas de menos”
William Arthur Ward.
Con la elección de los tres finalistas para coordinar los trabajos del Frente Amplio por México, llegó la hora de la definición, tanto para los partidos políticos como para quienes trabajan desde la sociedad civil. Creo que no pudo haber mejor escenario: Un representante del PAN apoyado por su estructura. Una contendiente del PRI impulsada también por la maquinaria ampliamente conocida. Y una “outsider” apoyada mayoritariamente por la sociedad civil. Aparentemente lo que sigue es que, quienes nos hemos inscritos en el padrón del Frente Amplio por México, apoyemos a una de las tres personas para que nos represente. Sin embargo, les invito a pensar diferente. Llegó la hora de la verdad. Tanto el PAN como el PRI y la sociedad civil tuvieron su espacio para colocar a uno de los suyos. Lo lograron. Cumplieron. De aquí en adelante ya no se trata de ver quién gana en esta contienda interna, sino de que, quien gane, lo haga con tal contundencia, que dé el mensaje de que la oposición estamos unidos, fortalecidos y con todo para ganar en el 2024.
Me explico. Desde ya, debería quedar claro quién tiene que encabezar el FAM. En el PAN debemos reconocer que Santiago Creel es un excelente contendiente, tan lo es que logró estar entre los finalistas. Sin embargo, siendo muy sinceros, no le alcanza para entusiasmar ni para lograr atraer no solo a los seguidores del FAM, sino a los millones de ciudadanos que se requieren para ganar. Lo mismo pasa con Beatriz Paredes. También es una auténtica representante del PRI, pero del PRI que genera los más altos porcentajes de rechazo entre la población. Estas dos grandes verdades les deben de quedar más que claras a los dirigentes de ambos partidos. A ninguno de los dos les da para ganar. Existen muchos contras como para tratar de remontar con los pros. No hay tiempo ni argumentos. Y aquí es donde los dirigentes partidistas deben demostrar que sus miras no están puestas en ganar solo la mayor cantidad de puestos públicos, sino que genuinamente buscan derrotar, sin lugar a duda, al movimiento que nunca supo ser gobierno y que ha hundido a este país en la mayor desesperanza jamás imaginada para millones de mexicanas y mexicanos.
Por ello la única, clara, contundente, definitiva señal de que el Frente Amplio por México va en serio por la victoria en el 2024 la tienen que dar ya. ¿Cuál es? Sencillo. Las dirigencias de los partidos PAN, PRI y PRD deben promover entre sus estructuras que todas y todos sus militantes se decanten por Xóchitl Gálvez. ¿Por qué? Porque en la primera etapa trabajaron para que sus respectivos representantes, Santiago, Beatriz y Miguel Ángel o Silvano respectivamente, ganaran y no les alcanzó frente a la aspirante apoyada mayoritariamente por la ciudadanía. Deben reconocer que el desprestigio de los partidos políticos es una carga muy poderosa que les impedirá, ya no digo ganar, al menos ser competitivos con un representante netamente identificado con ellos. Si hasta hoy los procesos del FAM han sido exitosos ha sido, sin lugar a duda, por la intervención de la sociedad civil. Si los partidos no se hubieran abierto, hubiera sido un absoluto fracaso. Espero que las estructuras partidistas lo entiendan.
Sin embargo, si de aquí al 3 de septiembre se arma una luchita de los partidos a ver cuál de sus representantes logra la nominación, solo uno de ellos podría ganar, pero con una victoria más que pírrica, desconsoladora, desesperanzadora. Y por supuesto, si gana Santiago o Beatriz, lo harán de cara a sus estructuras, pero de espaldas a los ciudadanos. ¿Realmente vale la pena pelearse porque mi representante gane, para que hacia afuera a nadie entusiasme y le dejemos el campo libre a la continuación de la cuatroT?.
Es tiempo de las definiciones. Veamos si las dirigencias partidistas tienen altura de miras o solo velan por sus intereses. Pero también veamos si la sociedad civil tiene la capacidad suficiente de organización y convocatoria para ponerse al tú por tú con los partidos políticos. ¿Se imaginan la poderosa señal que se podría dar si PAN, PRI y PRD se unen en torno a Xóchitl y le dicen al partido oficial “¿Aquí estamos listos y unidos para derrotarte, porque la sociedad civil organizada esta de nuestro lado”? Que no sea un sueño ni una ingenuidad. Hagámoslo posible.