Impunidad mata Sororidad
“Sororidad: Relación de solidaridad entre mujeres,
especialmente en la lucha por su empoderamiento.”
Real Academia Española
Una nueva muestra de la degradación moral de este gobierno se dio el pasado martes 25 de marzo en la Cámara de Diputados, cuando se votó la posibilidad de quitarle el fuero al diputado Cuauhtémoc Blanco por estar implicado en el presunto intento de violación a su media hermana. Ante este hecho hay que hacer varias precisiones. La primera, es que no se votaba por la culpabilidad o no del pésimo exgobernador y ahora presunto delincuente diputado. Esa no es competencia del poder legislativo. Quien decidiría su culpabilidad sería el poder judicial. Solamente se discutía que Blanco pudiera enfrentar a la justicia sin el fuero que lo protege. Por ello, el tecnicismo marrullero de la bancada priísta para apoyarlo, al votar en contra del desafuero porque no se podía “avalar una deficiente carpeta de investigación”, es puro cuento. Obviamente todos los ojos apuntaron a Alito Moreno, ya que también está latente un juicio de posible desafuero por otras acusaciones. Seguramente ese proceso contra el presidente del PRI mágicamente desaparecerá, al igual que todas las amenazas en contra de los Yunes terminaron cuando avalaron la desaparición del actual poder judicial. Aquí se dio una muestra más del tan manido “amor, con amor paga”. Nueva muestra de que el PRIMOR es una realidad inocultable, con un hilo conductor claro: la impunidad.
Otra consideración aún más grave desde mi punto de vista es que las mujeres de todos los partidos tuvieron la oportunidad se demostrar que la llegada a la presidencia de la república de una mujer significaba realmente que “llegaban todas”. Si hubiera existido la sororidad que tanto se pregona, le hubieran creído a la víctima y no cobijar al victimario. Las legisladoras hubieran ganado la votación muy sobradamente, ya que conforman la mitad de la Cámara de Diputados. Aquí, la degradación moral no solo estuvo en las decenas de diputadas que votaron por evitar el desafuero, sino que muchas de ellas se subieron a tribuna a arropar al presunto delincuente al grito de “no estás solo, no estás solo”. Realmente patético y lamentable. Un hecho que denigra la lucha por el empoderamiento femenino. La puntilla la dio la presidente de México al condicionar su apoyo a la presunta víctima. Primero había que saber si existe una intención política y luego, si no fuera el caso, creerle a la afectada. Como opositora, muy brava. Como gobernante, una desgracia. En verdad, no es lo mismo ser borracho que cantinero.
Otro caso de la inexistencia de sororidad en este gobierno cuatroteísta, encabezado por primera vez por una mujer, ha sido el desdeño a las madres buscadoras. ¿Cómo es posible que la presidenta con A no se le de la gana recibir a quienes por años siguen buscando a sus familiares desaparecidos? ¿Dónde queda la empatía, la sororidad, su calidad de gobernante de todas y todos los mexicanos? ¿El argumento de su antecesor, de que no las recibía para cuidar la investidura presidencial sigue vigente?
Finalmente, para ser sinceros, el problema no solo está en la clase gobernante y la incongruencia de muchas mujeres. El problema está en las y los ciudadanos que, a pesar de todas estas aberraciones, no les cae el veinte de esta degradación moral constante, a grado tal que la estamos normalizando. La o las oposiciones tenemos el deber de analizar lo que esta pasando, de tratar de entenderlo a fin de definir una postura y salir a concientizar a la ciudadanía con peras y manzanas que este no es el rumbo correcto para un México libre, democrático, justo. El camino es cuesta arriba. Hemos retrocedido 40 años. Antes sufríamos de un PRI hegemónico y ahora de un Morena igual o peor. Con los mismos personajes, antes en el PRI, ahora en Morena. PRIMOR. Cada vez se hace más y más estrecho el camino de las libertades. O nos ponemos las pilas ya, o lo lamentaremos más tardes. ¡A darle!