Imposible quedar bien con todos. Definamos
“Al que a dos amos sirve,
Con uno queda mal” (si no es que con los dos)
Refrán Popular
Un problema clave en el que se encuentra la oposición en México es el desdibujamiento de la definición de lo que realmente quiere para México. Ya vimos que, del otro lado, la cuatroté ha creado un sentido de pertenencia a un mundo etéreo, difícil de definir, pero que intuitivamente sus seguidores se sienten parte y están dispuestos a luchar por sus causas, empezando con “por el bien de todos, primero los pobres”. Asimismo, buscan pertenecer al lado bueno de la historia: Progresista, antes que conservador; pobre pero honrado, antes que rico fifí; preferir la “justicia” antes que las leyes; luchar por un gobierno omnipotente y protector, antes que hacerme cargo de mi propia vida: fiel a un gobierno que no tiene resultados, pero que me hace sentir que soy tomado en cuenta.
En el proceso electoral que culminó con las elecciones del 2 de junio, la alianza PAN, PRI y PRD, cargó con tan alta indefinición que ni los propios militantes de los partidos supimos qué México buscábamos. Así, ¿qué apoyo podíamos esperar de los ciudadanos que se sintieron mucho más desorientados, sin entender realmente el confuso mensaje opositor.? La coalición de partidos con ideologías y proyectos tan distintos quiso abarcar un amplio espectro que no entusiasmó ni a propios ni a extraños. No quedamos bien ni con los de adentro y menos con los de afuera. Esa es una clara lección que hay que aprender. Por ello, una de las tareas que tenemos enfrente, sobre todo el Partido Acción Nacional, será reflexionar sobre el mensaje que queremos comunicar a los mexicanos, que sea en positivo, propio, entendible, simple, fincado en sus principios de doctrina y en su historia. Aquí tenemos una misión trascendental en la que tenemos que enfocarnos a fin de volver a ser opción ciudadana. Empecemos con algunas afirmaciones que nos diferencien de otras opciones políticas.
Luchamos por un México regido por un Estado de Derecho que nos dé certeza a todos sobre las reglas del juego en los distintos ámbitos de la vida nacional. Cualquiera puede entender la semejanza con un partido de futbol. Hay reglas que se crean y que se respetan para que los equipos entren al campo de juego sabiendo el marco reglamentario con el que se juega, sin temer que, empezado el partido, nos lo cambien. Los equipos se conforman con 11 jugadores cada uno, no 15 ni veinte. Si algún futbolista toca el balón con la mano, que no sea el portero en su respectiva área, se marca como falta. Si el balón entra a la portería, se marca como gol. Quien dirime las controversias y hace respetar las reglas es un árbitro que debe ser imparcial y sancionar las faltas de quienes las haya cometido. Etc. Lo que estamos viviendo hoy en México es que dicho Estado de Derecho no se respeta ni hay autoridad que la haga respetar. Los amparos que se han interpuesto y que algunos jueces han considerados debidamente fundados en contra de acciones de la reforma judicial, son ignorados con la mano en la cintura por el gobierno morenista. Para nosotros, la ley sí es la ley y hay que defenderla con todo. En esto debemos ser muy claros a fin de diferenciarnos contundentemente de la cuatroté. Tenemos que explicarlo en forma sencilla para que cualquier ciudadano lo entienda y comprenda que tarde o temprano él o ella se verá afectado, sin lugar a duda.
Vale la pena seguir poniendo en blanco y negro los temas fundamentales que nos hacen ser una opción claramente diferente del cuatroteísmo. Todo en positivo, claro y contundente. Seguro estoy que millones de mexicanos piensan como nosotros. Lo que nos hace falta es llegar a ellos y a muchos más con un mensaje pegador. Pongámonos a trabajar.