¿Importan más las siglas que los hechos?

“Pensando diferente

descubrirás lo importante”

GAVA

      Un argumento que utilizan aquellos que simpatizan con morena, pero que les crea algunas dudas, es decir que seguirán apoyando a la cuatroté porque en la coalición Fuerza y Corazón por México está el PRI, partido que gobernó por 70 años a base de fraudes electorales y corrupción como aceite del sistema político. Por ello, votar por alguien diferente al PRI significa ser congruentes con la lucha política a favor de la democracia y de las mayorías. En principio suena lógico este argumento. Sin embargo, con un poquito de pensar fuera de la caja, pensar disruptivamente, pensar diferente, ese argumento se cae por los suelos. Veamos.

 

      Nadie niega que efectivamente el PRI fue el partido hegemónico del siglo XX, que todos los gobernadores, hasta 1989, surgían de sus filas. Que controlaba el congreso con mayorías apabullantes en las Cámaras de Senadores y Diputados, así como tener la inmensa mayoría de presidencias municipales y congresos locales. Que conservaba el poder a través de ser el árbitro electoral, de cometer fraudes electorales y que utilizaba a la corrupción como el mecanismo más eficaz para comprar lealtades. Que tenía sometido al poder judicial en los temas que realmente le interesaba se juzgaran a su favor. Todo eso es cierto. Nada que discutir.  Entonces ¿por qué tendría que votar por Xóchitl Gálvez si ella es candidata de ese partido? La disyuntiva se resuelve contestando la pregunta ¿importan más las siglas que los hechos?

 

      Hechos, el concepto del PRI del siglo XX ya no corresponde a la del siglo XXI. Solo quedan sus siglas P-R-I y, por supuesto, su mala fama. El PRI actual ya no tiene el inmenso poder que tuvo. Es un partido más. En cambio, el otro hecho innegable es que ahora todas las características del PRI antiguo cambiaron de partido. En estos tiempos el partido hegemónico, con un presidente fortísimo, con la mayoría de los gobernadores y congresos locales surgidos de sus filas, con mayorías absolutamente irreflexivas en las Cámaras del Congreso Federal, con ataques incesantes al poder judicial, con intención de desaparecer o controlar al árbitro electoral, a los medios de comunicación incómodos, a las instituciones autónomas, y que corrompe todo lo que toca, se llama MORENA. Es decir, el PRI de hoy son sus siglas y los hechos de ayer están hoy en MORENA.

 

      Otro hecho innegable es que muchísimos de los que el habitante de palacio nacional llama que conformaron la mafia del poder priista, hoy ya son morenistas. Ayer eran apestados, hoy son compañeros de lucha. Es digno de destacar que en este 2024, de nueve candidatos a gobernadores de morena, solo uno, salió de un partido aliado, el verde. Ninguno de morena. Los demás fueron priistas, panistas o perredistas. O sea, vienen de la mafia corrupta del poder, pero que ya son inmaculados por haber sido tocados por el manto purificador del mesías tropical. En verdad, quien busca un cambio verdadero, quien cree en la democracia, en el combate a la corrupción, en fortalecer la república, la división de poderes, ¿cree sinceramente que es más importante repudiar unas siglas que confrontar los hechos? ¿Queda a salvo mi conciencia rechazando una entelequia del pasado por una corrupta realidad del presente?

 

      Xóchitl Gálvez es la única candidata que no ha militado en partido alguno. Este dato es fundamental para tomar una decisión, ya que hoy todos, absolutamente todos los partidos están siendo cuestionados severamente, muchas veces con razón, por los ciudadanos. Ella es la única que tiene la autoridad moral de distanciarse de los partidos que la apoyan porque no les debe su candidatura. Es más, se impuso a los precandidatos que cada partido había escogido. Lo logró con más de un millón de votos de los ciudadanos. A ellos les debe la candidatura y en consecuencia a ellas y ellos les tendrá que rendir cuentas, antes que a los líderes partidistas. Este hecho sí es política nueva. Hay que hacérselo notar a quienes no les gusta el PRI, PAN o PRD. A quienes se van con la finta de repudiar unas siglas y se hacen de la vista gorda con el hecho de que la cuatroté resultó ser una absoluta desgracia para México. ¡Sí se puede!