¿La hora de las especulaciones? … ¡Mejor de las reactivaciones!
“Si quieres cambiar al mundo,
cámbiate a ti mismo”
Mahatma Gandhi
Con el sorpresivo e inesperado desenlace de la farsa morenista para designar a su candidata, después de que dicho resultado se preveía desde hace años, después del despilfarro insultante y absolutamente inútil de dinero público, hoy llegó el tiempo de las especulaciones y adivinanzas. Todo mundo está enfrascado en construir escenarios que van, desde que Xóchitl la tiene fácil por lo gris de su contrincante, hasta la afirmación de que, con Ebrad de independiente, la candidata del Frente Amplio por México podría irse a un tercer lugar. Pero con todo respeto: Eso de especular, de hacerla de adivino, de predecir el futuro, puede ser muy divertido o excitante. Sin embargo, nos está alejando de lo que verdaderamente importa: ¿Qué estamos haciendo cada uno de nosotros en nuestro círculo de influencia para hacer crecer las probabilidades de que el FAM, con Xóchitl a la cabeza, ganemos las elecciones en el 2024?
Me da la impresión, al menos así lo siento, de que una vez que Xóchitl ganó la contienda interna, nos relajamos como diciendo “yo ya cumplí”. Grave error. Primera alarma: el domingo 3 de septiembre estábamos casi 2 millones de personas convocadas para ir a votar para escoger entre Beatriz y Xóchitl. Al suspenderse la votación, por haber una sola candidata, se determinó hacer un acto público en el Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México, y en otras varias ciudades de la República. ¿Cuál fue la asistencia? Mínima, en comparación con la cantidad de gente que había manifestado su disposición de acudir a su casilla. Supuestamente ya habían apartado ese día para dedicárselo al FAM, pero la gran mayoría se quedó en su casa o prefirió hacer otras cosas.
Segunda alarma: durante el proceso de recopilar firmas para apoyar a uno u a otro candidato para ser el coordinador del FAM, todos estuvimos muy activos en redes, en grupos de whatsapp y en invitaciones a familiares y amigos para que conformaran el padrón y pudieran elegir. Cerrado ese proceso, nos relajamos y dejamos de buscar adeptos. Pregunta, ¿Hoy en día cuánto ha crecido ese número de ciudadanos que se inscribió para poder votar? ¿A cuántos más hemos seguido invitando para que se unan al FAM, ya no para votar, pero sí para seguir convenciendo a más y más personas? La irrupción de Xóchitl ha sido un fenómeno inesperado y muy esperanzador. Pero recordemos que el porcentaje de conocimiento que tienen de ella millones de ciudadanos todavía es muy bajo. Muchos ni siquiera han oído de ella, menos están dispuestos a apoyarla.
No hay tiempo que perder. Que nos quede bien claro que el proceso electoral que está por iniciar será una elección de estado. Enfrentaremos a una maquinaria poderosa, avasallante y falta de ética. Necesitaremos de mucho trabajo, de mucho esfuerzo, inteligencia, estrategia para poder salir adelante. Tenemos que lograr permear hacia la inmensa mayoría de mexicanos la esperanza que representa nuestra candidata y su plena identificación con las personas que sufren la pobreza, que no ven salida, que no les interesa la política porque les urge ganar un poco de dinero para sostener a sus familias. Y no me refiero a la labor que tienen que hacer los partidos políticos ni las organizaciones de la sociedad civil. Me refiero a lo que cada uno de nosotros debemos hacer. ¿Queríamos a una candidata ciudadana más que a alguien plenamente identificada con algún partido? Ya se logró. Es momento de demostrarle a los partidos políticos que no lo son todo para acceder al poder. Que hay una fuerza ciudadana dispuesta a hacerse escuchar, pero también a hacer su tarea para promover y hacer triunfar a esa candidata ciudadana que tanto deseábamos.
Ya no especulemos. Dejemos eso a los “intelectuales” o a quienes no tienen mucho que hacer. Pongámonos a trabajar. No esperemos que nos digan qué hacer. Lo sabemos perfectamente. Reactivémonos. Que cada vez más y más ciudadanos conozca a Xóchitl, su vida, su trayectoria, su autenticidad, su empatía, su carisma. No esta nada fácil. Pero no estamos ni mancos ni cojos. En la medida en que cada uno estemos convencidos de que sí es posible, en esa medida podremos convencer a otros. Así que ¡A darle!