Errores, desencuentros y metidas de pata. ¿Qué hacer?

“Lo que ves es lo que hay.

Con eso hay que trabajar”

Anónimo

      Últimamente hemos registrado una serie de críticas a sucesos que ha protagonizado Xóchitl. En una entrevista, cuando le preguntaron con qué priistas no trabajaría, mencionó a Alito Moreno, nada más el presidente nacional del PRI. Cuando estaba dando su informe final como Senadora en el monumento a la revolución, se le fue el discurso, ya que el telepronter donde lo estaba leyendo, se apagó. Ahora que deja su escaño en el Senado, entra su suplente, pero a la bancada de Movimiento Ciudadano. Que su campaña está muy mal organizada, que hay muchos opinantes sin que haya una cabeza visible que los coordine y que se carece de estrategia. ¿Qué hacer ante estas críticas? ¿Negar los hechos? ¿Criticar al mensajero que los hace notar? ¿Voltear la vista para otro lado y decir que no pasa nada?

 

       No hay de otra más que apechugar, reconocer errores y metidas de pata. Tomarlas como aprendizaje y rectificar para minimizar las probabilidades de que se repitan. Es una barbaridad que las “campañas electorales” se hayan adelantado con tanta anticipación. Se han llevado a cabo N número de eventos, conferencias, mítines, reuniones, entrevistas, y legalmente el periodo de precampañas apenas iniciará este lunes 20 de noviembre. Imaginemos todavía seis largos meses de actividades de todo tipo. Alrededor de 180 días. Podríamos alegar que del lado de la corcholata morenista no cantan mal las rancheras, pero lo importante para nosotros es que Xóchitl se asuma y se vea como una futura jefa de estado. Que las y los ciudadanos la perciban como una opción real de cambio al desastre de gobierno que estamos padeciendo hoy. ¿De aquí en adelante, se estará exenta de problemas, errores o cosas que no nos gusten? La respuesta es clara y contundente. No. Es demasiado tiempo, muchos eventos, cantidad de intereses a conciliar, egos que domar, decisiones encontradas y a veces contradictorias. ¿Podemos hacer algo al respecto?

 

      Según nuestro grado de involucramiento en la campaña, dependerá si nuestra opinión pudiese ser tomada en cuenta o no. Es de suponer que existe un “cuarto de guerra” del Frente Amplio por México en donde se estarán definiendo las estrategias a implementar para llevar a buen término la campaña y la elección. Es de suponer también que hay un coordinador, cuya tarea es hacer las veces de un director de orquesta, donde cada uno haga lo que le corresponda y así lograr una melodía atractiva para el respetable. Cada partido coaligado tendrá sus propias tareas para designar a miles de candidatos a todos los puestos a nivel federal, estatal y municipal. Las organizaciones de la sociedad civil movilizando ciudadanos, aportando ideas, propuestas y proponiendo a posibles candidatos también. Nada sencillo para poner en sintonía tantas cabezas, tantos intereses y cometer los menos errores posibles. Si podemos influir en las grandes decisiones, hagámoslo con críticas constructivas, buscando los cómo si y no echar culpas a diestra y siniestra.

 

      Si nuestro ámbito de influencia no llega a tanto, dediquemos nuestros esfuerzos en lo que nosotros sí podamos lograr. Hay que insistir: A Xóchitl solo la conoce la mitad de los mexicanos. Pongámonos a trabajar para asegurarnos que la otra mitad también la conozca. Para ello no requerimos ni estrategias, ni órdenes, ni línea. Platiquemos con personas que nos encontremos en la calle, sigamos promoviendo grupos de whatsapp para que cada ciudadano abra sus propios grupos y así creen otros sucesivamente. Entremos de voluntarios a algún partido político o a una organización de la sociedad civil. Inscribámonos como Xochitlovers, aceptemos llevar a cabo alguna actividad y trabajemos con todo el entusiasmo del mundo. Informémonos para difundir todo lo positivo y evitar la difusión de fake news.

Tengamos claro que, a pesar de errores y metidas de pata, la batalla será entre dos visiones radicalmente distintas de lo que queremos que sea el México del mañana. O nos ponemos las pilas y trabajamos en lo que podamos influir de forma constructiva o sigamos en la cómoda crítica esperando que alguien nos diga lo que hay que hacer. Tú tienes la palabra. ¡A darle!