El México del “No pasa nada”

“En México no pasa nada,

Y cuando pasa, no pasa nada”

Dicho muy mexicano

      ¿Será un problema cultural? ¿será según el asunto de que se trate? ¿será un tema estructural o de coyuntura? El hecho, comprobado, es que con este gobierno y el anterior, este fenómeno se ha ido agravando hasta ser parte del paisaje. Existen asesinatos todos los días, poco a poco se está acabando con la vida republicana, se eliminan carreras judiciales con años de experiencia para sustituirlas por tómbolas y sorteos. Se modifican las leyes que tienen que ver con el INFONAVIT para robarse, literalmente, el dinero de los trabajadores. Los hospitales siguen sin medicinas, sin recursos para cirugías, sin presupuesto para una atención digna y de calidad. Se llevan a cabo obras suntuosas que no sirven para nada y se tienen que sostener con miles de millones de pesos de los impuestos de todos nosotros que van a parar a barriles sin fondo. Incluso el gobierno del país más poderoso de la tierra afirma categóricamente que el gobierno mexicano esta coludido con el narco. Y no pasa nada.

 

      ¿De quién es responsabilidad que esto suceda? ¿Podemos señalar culpables específicos? ¿Qué tiene que pasar para que, si pasa algo, realmente tenga una consecuencia? Con tantos sucesos inauditos, cotidianos, que trastocan la vida de millones de personas, hemos perdido la capacidad de asombro, de indignación, de reacción. ¿La solución la tenemos los mexicanos, o tiene que venir de fuera? La destrucción de nuestro país y sus instituciones se ha ido trabajando poco a poco, pero sin descanso. Es como el hecho científico que nos dice que, si pones a una rana en agua y ésta la vas calentando poco a poco, el animal no percibe la elevación de la temperatura hasta que explota. Obviamente a quien menos le interesa que pase algo es al gobierno y a su movimiento. Entonces, por consecuencia, la tarea de hacer ruido, de llamar la atención, de buscar acciones que paren toda esta locura, les corresponde a los partidos políticos de oposición, a la sociedad organizada y a los ciudadanos inconformes.

 

      En ello hay dos problemas: en las encuestas abiertas a la población en general, el gobierno goza de una popularidad que no corresponde con lo que la oposición percibe. La presidenta tiene una alta popularidad que la protege y le indica que no hay nada que cambiar, que va por donde la ciudadanía está contenta. El segundo problema es que, a estas alturas del sexenio, la oposición partidista y la ciudadana no tienen poder de convocatoria para hacerle ver a las y los mexicanos lo errado de su percepción. El que encuentre la cuadratura de este círculo tendrá el reconocimiento y gratitud de quienes pensamos que México no va por el camino correcto. Tal vez parte de la solución estaría en trabajar en los detalles que las encuestas nos señalan. Si, la presidenta goza de alta popularidad, pero cuando se le pregunta a los encuestados sobre temas específicos como la salud, la violencia, la economía, y otros más, el gobierno sale muy mal calificado. En otras palabras, para comerse una vaca hay que ir por partes.

 

      Es probable que la salida para que en México empiece a pasar algo, que lo mal hecho tenga consecuencias, será no atacar al gobierno en lo general sino ir dando tiros de precisión y criticar problemas muy específicos. Un buen ejemplo esta siendo el hecho de que el PAN reprochó que amlo prometió que la gasolina se iba a vender en 10 pesos y nunca lo cumplió. Ahora Acción Nacional propone que el precio de la gasolina no pase de los 20 pesos, no a través de un control de precios, que solo serviría para desquiciar la economía, sino bajando los impuestos como el IEPS, que es lo que haría que el precio se tope. Con esta propuesta, el gobierno morenista queda desnudado y está haciendo malabares para dar su posición a fin de no perder el apoyo popular en este tema.

 

      Sigamos con otros tiros de precisión. La defensa del poder judicial es un tema que tiene que calar hondo en la ciudadanía, dado lo absurdo y ridículo proceso que el oficialismo está llevando a cabo y que seguramente terminará muy mal. Enfoquemos baterías. Ya es tiempo de que en México pase algo. Contribuyamos con ello.