El Futuro se Construye con la Congruencia y la Percepción

“En muchas ocasiones, la percepción es

más importante que la realidad”

Autores varios

 

      ¿Cuál creo yo que es uno de los problemas del PAN a la hora de buscar convencer a las y los electores? Nos enfocamos más en la realidad de los hechos que en la emoción de las percepciones. Me explico. Estoy absolutamente convencido de que Acción Nacional ha sido un factor fundamental en la creación del México de hoy, ya sea en la iniciativa y modificación de leyes, como en la creación e implementación de políticas públicas. Como partido creado alrededor de principios doctrinales, hemos hecho lo que hemos considerado que será benéfico para las y los mexicanos. Y cuando hemos dejado de ser congruentes con nosotros mismos, buscando el poder por el poder mismo, la ciudadanía lo nota y nos retira su apoyo. No solo eso, nos castiga más severamente porque nosotros nos vendimos como los demócratas, los decentes, los que buscamos el bien común.

 

      Al PRI se le toleró durante 70 años su sistema de gobierno basado en la corrupción y monopolio de la representación política, ya que nació en el poder y funcionó relativamente bien, dándole a las mayorías lo que necesitaban para que no dieran mucha guerra. No se vendió ni como demócrata ni como decente, sino como eficaz y poderoso. Fue congruente con su esencia. La percepción del mexicano era que papá gobierno lo resolvía todo, por lo que no había de qué preocuparse. El problema fue que, ante el crecimiento de las clases medias, ese estilo de gobernar no iba a durar mucho, hasta dar paso al relevo democrático en la presidencia de la República en el año 2000.

 

      El PAN ganamos y empezamos a ejercer el poder con la percepción de “cambio”, refrescando mucho la forma de hacer política. Sin embargo, se crearon expectativas demasiado altas, que eran imposibles de cumplir. Con buenas políticas públicas el apoyo ciudadano nos duró dos sexenios. Pero cuando nos salió “el pequeño priista que todos llevamos dentro” nos desviamos de nuestra esencia y el PRI regresó por sus fueros como el partido que tenía experiencia y sabía gobernar. Fiel a su naturaleza, pensó que podría volver a gobernar basado en la corrupción. México ya había cambiado y los botaron del poder por un líder mesiánico, apoyado por un movimiento antisistema, que vendió muy bien otro discurso de ”cambio”, ahora basado en el combate a la corrupción del binomio PAN-PRI.

 

      Hoy, a cuatro años del gobierno morenista, hay dos visiones diametralmente opuestas: Una basada en los hechos y en la realidad que nos prende los focos rojos de que vamos hacia el precipicio, y otra fincada en la emoción de la percepción de que este gobierno se preocupa por quienes antes fueron olvidados, ignorados, despreciados. Esta visión esta basada en la pertenencia a un movimiento cuyo lema es “por el bien de todos, primero los pobres”, que se preocupa por los viejitos, que apoya a los jóvenes, que “es el más feminista de la historia”. Hasta la etiqueta de 4T les da cohesión. No importa que los hechos de la realidad desmientan día a día todo esto. Lo que importa es la percepción, la emoción de sentirme parte de un movimiento con el cual, por fin, me identifico.

 

      ¿Qué podemos aprender en el PAN de todo esto? Trabajemos más las emociones, las percepciones. Es absolutamente correcto seguir proponiendo políticas públicas para el bien de México. Pero con eso no basta. Debemos retomar nuestra esencia demócrata, ética, haciendo vigentes en la práctica nuestros principios de doctrina. Creando sentido de pertenencia donde apostemos mucho a las emociones y a los sentimientos. En eso hemos fallado. Pensemos diferente para lograr resultados diferentes. Hoy más que nunca México requiere de nuestra imaginación, de nuestro compromiso, de nuestra visión de futuro, de nuestra congruencia. Tenemos la respuesta. ¿Estaremos a la altura? Antes que los dirigentes, antes que el partido en abstracto, antes que cualquier otro pretexto, TÚ tienes la palabra.