El dilema moral del PAN
“El buen juez por su casa empieza”
Refrán popular
En días recientes se dio a conocer el índice de percepción de corrupción 2024 elaborado por la organización Transparencia Internacional donde evalúo a 180 países. México aparece en el lugar 140 con una calificación de 26 sobre 100. La peor calificación que ha obtenido México en los últimos 30 años. Si la cantaleta del oficialismo actual era que el gobierno de Peña Nieto había sido el más corrupto de la historia, y que ante cualquier acusación de corrupción señalado a los morenistas su respuesta ha sido “Si, pero el PRI robó más”, con estos datos ya no tienen cómo negar lo evidente. Obviamente, ese deshonroso lugar no se obtuvo de la noche a la mañana. En anteriores ocasiones también habíamos sido calificados bastante mal en este tema, pero nunca como ahora, donde se califica al gobierno de amlo que pregonaba a diestra y siniestra que eran diferentes porque ellos seguían la consigna de “No robar, no mentir, no traicionar”. ¡Ajá! Ya lo dice otro refrán, “más rápido cae un hablador que un cojo”. O “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
Desgraciadamente la corrupción no se barrió de arriba hacia abajo. Más bien se ejerció y se esparció de esa manera. Sin embargo, hay que reconocer que la percepción de corrupción no solo es atribuible al gobierno. Hoy más que nunca, y en gran parte gracias a las prácticas de los hoy gobernantes, la corrupción sigue permeando en toda la sociedad. Hay corrupción en las empresas, en las organizaciones donde se maneja dinero, en las universidades, en los sindicatos, en los partidos políticos. A los ciudadanos nos sale más fácil dar una mordida ante una infracción de tránsito, a que se lleven nuestro auto al corralón. Si con todos los hechos de corrupción que hemos visto prácticamente todos los días, con pruebas, videos, documentos, testimonios, grabaciones, etc., no ha pasado nada, el ánimo decae, nos relajamos y bajamos la cabeza resignados: si todos lo hacen y no hay consecuencias, yo ¿por qué no?
Aquí es donde debería y esperaríamos que alguien actuara diferente y empezara a enmendar el camino. El Partido Acción Nacional cuenta con dos principios de doctrina que nos deberían guiar para combatir este flagelo. El primero es la eminente dignidad de la Persona Humana. La persona somos seres a la vez individuales y al mismo tiempo sociales, con un cuerpo material y un alma espiritual, con necesidades que satisfacer y anhelos que cumplir. El segundo, es el Bien Común, traducido como el conjunto de valores, intereses y objetivos que son beneficiosos para toda la comunidad. Evidentemente todo acto de corrupción vulnera, en el mero centro, a estos dos principios. Entonces la pregunta obvia sería, el PAN ¿qué esta haciendo al respecto? Se dice que en política hay que ser como los elefantes: Tener una piel muy gruesa, unas orejas muy grandes, unos pies bien plantados en la tierra y una cola muy corta. El PAN debería tomar la bandera de la anticorrupción y salir a liderar a la ciudadanía a fin de ir terminando con esta práctica tan arraigada que hasta el mismo Peña Nieto la calificó como un problema inherente a la cultura mexicana. El gravísimo problema es que el PAN no solo no está exento de corrupción, sino que en muchos de sus gobiernos y en muchas de sus prácticas en general también ha sido presa de lo que vulnera sus principios y supuestamente debería combatir.
Para poder tener toda la autoridad moral que nos legitime levantar la bandera de la anticorrupción, deberíamos empezar por casa. Sin embargo, cuando se trata este tema, surgen los inconvenientes: no es el momento adecuado, cómo se vería que los panistas vayan contra otros panistas, vamos a ser blanco de ataques y otros argumentos por el estilo. Es tiempo de pensar diferente, de encontrarle la cuadratura al círculo, de velar por que los principios de doctrina prevalezcan sobre los intereses de personas y grupos. ¿Complicado? Enormemente. Pero si queremos realmente cambiar a este país no podemos patear el bote con pretextos a ver quien resuelve el tema. Es tiempo de definiciones. Más nos vale acertar en lo mejor para el partido y para México.