¿Cuál debe ser el papel de Xóchitl y cuál el de los ciudadanos?

“Solo está derrotado

aquel que ha dejado de luchar”

Manuel Clouthier “Maquío”

 

      Al parecer tenemos un problema. Millones de ciudadanos todavía no han alcanzado a dimensionar lo que se estará jugando en las próximas elecciones de este año. Y no me refiero a los amlovers a quienes ni vale la pena tratar de convencer. Me refiero a muchísimas personas, incluidos muchos líderes de opinión que, aunque saben que las cosas están mal, son partidarios de la teoría de que “este arroz ya se coció”, es decir, ya no hay nada que hacer con la elección presidencial. Que por ello habrá que enfocarse a tratar de ganar la mayoría en el Congreso Federal. ¡A cinco meses de la elección!  

 

      Son aquellos ciudadanos que le ponen peros a cualquier acto que realicen, ya sea Xóchitl o los partidos de la coalición Fuerza y Corazón por México. Que si no les gusta cómo se viste, que ya no tiene que decir groserías, que no se ve presidencial, que ya perdió originalidad y espontaneidad, etc. etc. Sobre los partidos, son los mismos personajes de siempre, solo están interesados en las candidaturas para gobernadores, presidentes municipales, diputados y senadores, que hagan un mea culpa para que se les vuelva a creer, etc., etc. Incluso su postura es la de que Xóchitl y los partidos los tienen que ir a convencer en la comodidad de sus casas, les tienen que atraer según sus gustos muy personales, los tienen que mimar porque si no, lo más probable es que se abstengan. Desgraciadamente ese es el nivel de ciudadanía que tenemos en México, millones de prima donas que creen que no haciendo nada, solo criticar, se mejorarán sus problemas y las de México entero.

 

      ¿En verdad Xóchitl está para darle gusto a todos? Absolutamente no. Rotundo no. El papel de Xóchitl es ser la líder de una amalgama de fuerzas políticas y ciudadanas que lograron ponerse de acuerdo gracias a su personalidad, carisma e historia de vida. Con todos sus aciertos, con todos sus errores. Su papel es encabezar este movimiento cuyo principal objetivo es preservar la democracia, la división de poderes, el crecimiento económico, el combate a la desigualdad y a la pobreza, la lucha en serio contra la delincuencia organizada y desorganizada. De lo contrario México está en riesgo de perderlo todo por muchos años por venir. Ese es su papel, no el de vestirse y hablar como algunos quieren para que voten por ella. Dejemos de ver los arboles cuando lo que hay que ver es el bosque. Repitámoslo hasta el cansancio. Solo hay de dos sopas: o totalitarismo militarista, corrupto, mediocre e inhibidor del desarrollo personal y comunitario o la lucha por las libertades, el estado de derecho, elecciones libres, vida republicana, el regresar al ejército a los cuarteles.

 

      ¿Y cuál debe ser el papel de las y los ciudadanos? Pensar un momento en lo que está en juego, salir de su zona de confort, ver, analizar, comparar, opinar, incluso criticar, pero constructivamente. Actuar. Ponerse en acción. Que nos caiga el veinte de que, si solo hay de dos sopas, totalitarismo o democracia, cualquier pero a la candidata o a los partidos debe de verse en su real dimensión. Si, hay muchas fallas, errores, problemas. Si podemos, ayudemos a enmendarlos. Si no, no perdamos el foco y a pesar de los pesares seguir con el claro objetivo de que es posible ganar la Presidencia de la República y la mayoría en el Congreso Federal. Esa debe ser nuestra principal tarea. Olvidémonos de la encuestitis que prolifera hoy en día y que a estas alturas no tiene mucho sentido. Las encuestas en contra nos desalientan, las a favor nos inhiben a trabajar con más ahínco. Sigamos promoviendo a nuestra candidata entre quienes no la conocen. Salgamos también de nuestra zona de confort. Vayamos a donde otros no han ido. Hagamos lo que no se ha hecho. Pensemos diferente. Actuemos diferente. Esa es la tarea que tenemos enfrente.  

 

      Y lo más importante, grabémonos en la mente y corazón que la esperanza ya cambio de lado. Ahora está con nosotros. No podemos flaquear ni perder la fe de que sí es posible cambiar el rumbo del país, siempre y cuando hagamos lo que tengamos que hacer. Sin pretextos, sin disculpas. Recordemos una y mil veces la consigna del Maquío: “Solo esta derrotado aquel que ha dejado de luchar”. ¡A darle!