Cruzada Nacional por el rescate

Del Alma y Mística Panista

“¿Por qué nosotros trabajamos así?

Porque no perseguimos nada, lo hacemos por ideales

 y por la doctrina que nos dio formación, esa es la mística”

Astolfo Vicencio Tovar

      Para nadie es un secreto que la oposición, tanto partidista como sociedad organizada, andamos bastante desorientados, desanimados, cabizbajos, sin atinar claramente los pasos que hay que dar para salir del laberinto en que nos encontramos. Buscamos culpables externos: “sufrimos una elección de Estado”. Buscamos culpables propios: que si Xóchitl aceptó su derrota demasiado rápido, que los partidos no pusieron a trabajar a sus estructuras, que las organizaciones de la sociedad civil no dieron el ancho, etc. A más de dos meses de la derrota, todavía estamos en la etapa de negación, por un lado, y el “ya ni modo, a seguirle”, por el otro. Mientras no pasemos esa etapa, no tenemos futuro.

 

      ¿Quién debe dar el primer paso para guiarnos hacia un futuro promisorio? ¿Dónde está el líder que necesitamos para que nos diga lo que hay que hacer y seguirlo hasta alcanzar la victoria? Me temo que el problema es mucho más complejo que eso. Mientras no encontremos a un mesías, el cual dudo que aparezca, cada uno de nosotros debemos asumir nuestra propia responsabilidad y sugerir acciones concretas que nos ayuden a encontrar la luz al final del túnel. Mi aportación en ese sentido es convocar a una Cruzada Nacional por el rescate del Alma y Mística Panista. La pregunta obligada sería, y eso ¿qué es, con qué se come? Para empezar, el fundador del PAN, Manuel Gómez Morin, nos decía que la misión de Acción Nacional debería ser “mover las almas”. Es decir, luchar por algo inherente al ser humano, que va más allá de puestos partidistas, cargos públicos, jugosos huesos, intereses personales o de grupo. Luchar por el bien común, respetando la dignidad de la persona, alcanzar la democracia como forma de vida y de acceso al gobierno. Proteger a la familia, defender el derecho a la propiedad privada, educación de calidad, trabajo digno y productivo, un gobierno que apoye a los ciudadanos y a sus comunidades para que logren su pleno desarrollo. Al parecer todo eso lo hemos relegado para buscar satisfactores más materiales, terrenales, inmediatos.

 

      Lo anterior solo se lograría si lo hacemos con mística. Otra duda, ¿y eso qué es? No me suena a algo tangible, concreto, conocido. Abel Vicencio Tovar, Presidente Nacional del PAN de 1978 a 1984, describe a la mística como “un conjunto de ideas fuerza que impulsan esfuerzos, que despiertan generosidades, que concitan voluntades, que iluminan inteligencias”. Astolfo, su hermano, Presidente del PAN Edomex en los 1970´s y 80´s, añadía: “La mística no es lo etéreo, sino la idea convertida en realidad por esfuerzo y trabajo, por el esfuerzo de ser y por el modo de ser”. Y yo le añado: mover las almas y luchar con mística, están intrínsecamente unidas. Es lo que nos debe identificar como panistas, lo que nos debe distinguir de los demás. Seamos serios. Es evidente que el alma del PAN está bastante deteriorada en la inmensa mayoría de los estados del país. Hay desanimo y desesperanza en muchos militantes. Ya no contamos con el apoyo ciudadano como alguna vez lo tuvimos. A todos nos debe quedar claro que hemos cometido muchos errores y no hemos sabido enmendarlos y, lo peor de todo, muchos ni los reconocemos.

 

      Mi llamado es que debemos enfatizar que buscar lo material nos ha llevado a perder lo espiritual. El privilegiar a toda costa alcanzar el poder y hacer lo indecible para conservarlo nos ha alejado de la ciudadanía, de sus causas, de sus anhelos. Por ello propongo una Cruzada Nacional por el rescate del Alma y Mística Panista. Hagamos un alto en el camino, dejemos a un lado intereses personales y de grupo, Pongámonos de acuerdo, llamemos a los retirados, cansados, decepcionados. Cambiemos las reglas del juego. Invitemos a ciudadanos a integrarse con nosotros. Demos voz a quienes hoy no la tienen. Pensemos y actuemos diferente para alcanzar resultados diferentes. Suena muy idealista y poco práctico, dirán algunos. ¿Tenemos opción? ¿Nos vencerá el cinismo y el valemadrismo? ¿Seguiremos en nuestra zona de confort acomodándonos a una realidad que sabemos que no es la adecuada para mí, para mi familia, para México, pero que es la más “popular”, la mayoritaria, la vigente? Que cada uno asuma su responsabilidad. Yo, voy derecho. ¡A darle!