Como gotas de agua perforando una roca

“Puede que tengas que luchar una batalla

más de una vez para ganarla”

Margaret Thatcher

 

      En el caso de la no ratificación de Ernestina Godoy como fiscal de la Ciudad de México, la cuatroté nos da una muestra más de lo que están dispuestos a hacer con tal de salirse con la suya. Amenazaron a balazos a una diputada priista. Detuvieron al secretario general del PRI capitalino. Y ni así lograron obtener los votos necesarios para que la “fiscala carnala” permaneciera otros cuatro años “impartiendo justicia” de la forma más partidista posible. Al no lograr su objetivo, el camino fue designar a un tal Ulises Lara como encargado del despacho sin tener el título de licenciado en derecho. Pero, faltaba más, no hay problema. En unos pocos días una universidad patito le regaló el título. Hasta aquí no habría inconveniente, ya que no tendría ninguna legalidad ese título. Pero no contábamos con la astucia de la Secretaría de Educación Pública que en un dos por tres avaló dicho documento y el señor Lara ya cumple con los requisitos para ocupar el puesto.

 

      Este hecho, como muchos otros anteriores, debería ser un escándalo a nivel nacional. Debería sacudir las conciencias de los mexicanos, debería ser motivo de protestas masivas por las y los ciudadanos que respetamos el estado de derecho. Debería desenmascarar de una vez por todas al gobierno más corrupto en la historia de este país. Debería ser un motivo de vergüenza para todos los que aún creen en el mesías tropical y su banda de delincuentes. Debería. Y no solo este caso. Ahora resulta que otro hijo del Presidente, un tal Bobby López Beltrán ya salió con otro acto de corrupción y de tráfico de influencias. No les importa nada, que al cabo no pasa nada. Es un cuento de nunca acabar. Un escándalo de un día es opacado por otro al día siguiente. Sin embargo, a millones de mexicanos no les importa este tipo de corruptelas. Ven para otro lado, justifican todo, con tal de seguir recibiendo las dádivas de los programas sociales.  

      ¿Qué hacer? No hay otro camino que seguir insistiendo, tercamente, como cuchillito de palo, una y otra vez, aunque en un principio parezca que no logramos nada. Si una gota de agua puede perforar una roca con la frecuencia en que la toca, así es como debemos recalcar una y otra vez que en estas elecciones de junio 2024 no hay más que de dos sopas. El continuismo corrupto y corruptor, totalitario, militarista, mediocre, miserable, enarbolado por la corcholata oficial. O el cambio de rumbo en defensa de la democracia, el estado de derecho, la preservación de nuestras libertades, el desarrollo social impulsado por el desarrollo económico, el aspiracionismo, la elevación de las personas en pobreza hacia la clase media, encabezado por Xóchitl Gálvez y la alianza Fuerza y Corazón por México.

Es y será desesperante, pero sí es posible que la gente cambie de opinión, que con tanta insistencia y argumentos sólidos den su brazo a torcer y reconozcan que están en el lado equivocado de la historia. Con paciencia y perseverancia logremos una sinergia que contagie a más y más mexicanos. No hay de otra. O le entramos nosotros o nadie más lo va a hacer. ¡A darle!