¿Ciudadanía benevolente?
“Las encuestas son como las morcillas: muy sabrosas
hasta que uno sabe cómo las hacen.”
Álvaro Gómez Hurtado
Desde la captura del mayo Zambada (haiga sido como haiga sido) en julio del 2024, y desde que Trump inició su presidencia en enero de este año, los cimientos del oficialismo morenista se han visto cimbrados desde la raíz. Un día sí y otro también, salen a la luz testimonios, fotografías entrevistas, videos, que dan muestra contundente de la colusión entre morena y el crimen organizado, concretamente el narcotráfico. Decenas de las más prominentes figuras del morenarco, empezando por ysq y la actual presidenta de México, salen retratadas, con sonrisas de por medio, con los abogados de los narcotraficantes. No hay forma de ocultar esa realidad. No puede haber más evidencias de las que circulan profusamente en los noticieros, redes, periódicos, etc. En cualquier otro país del mundo todo esto ya habría provocado la renuncia de todos los involucrados o al menos se verían las calles inundadas por ciudadanos enojados, exigiendo el cese inmediato de los culpables.
Sin embargo, estamos en México. Por supuesto no ha pasado nada más allá del escándalo mediático. No solo eso, sino que los periódicos El Universal y El País acaban de publicar sendas encuestas a nivel nacional donde los ciudadanos le dan a la presidenta y a morena una apabullante simpatía y respaldo, mientras que a la oposición ya casi la desaparecen. ¿Cómo explicar este fenómeno? A mi juicio hay una forma que podemos entenderlo. Pero hay otra que está más complicada. Para empezar, es necesario poner en contexto el momento en el que estamos viviendo. La agresiva postura de Trump de amenazar con imponer 25% de aranceles a los productos que México exporta a los Estado Unidos, le da al oficialismo el pretexto ideal para subir su popularidad, ya que queda claro la “gallarda postura presidencial” de defensa de la soberanía mexicana ante los embates del bully norteamericano. Quien no esté en la misma sintonía será inmediatamente calificado como antipatriotra, vendepatrias, traidor y calificativos similares. En ese contexto se puede entender las altas calificaciones en popularidad.
Con respecto al otro fenómeno, la altísima popularidad obtenida pese a la evidente mezcolanza de intereses entre el narco y el gobierno morenista, está más complicado. Una posible explicación sería la estrategia gubernamental de ocultar o entremezclar la defensa de la soberanía nacional con la batalla por extraditar al mayo Zambada para que no hable. Las dos tienen como principal enemigo al presidente estadounidense y como elemento unificador la lucha por la soberanía. En este caso, la tarea de todo aquel que no este de acuerdo con el oficialismo, sería entender la estrategia, separar ambos hechos y darle su justa dimensión a cada uno. El problema está en que eso lo entienda y lo asuman los millones de ciudadanos que solo ven las noticias por encima y no tienen ni el tiempo ni las ganas de ponerse a pensar en algo tan complicado. Si mi presidenta está defendiendo a mí país, yo la apoyo, lo demás sale sobrando.
Sin duda, estamos viviendo un escenario contundentemente contrario para la oposición. Si todos los días, a todas horas nos inundan con mensajes antiimperialistas, hay poco margen de maniobra. Es por ello que, más allá de quedarnos callados, de esperar mejores tiempos o de plano bajar los brazos, más nos vale empezar a hacer lo que se dejó de hacer hace mucho tiempo: andar las calles, estar con la gente, conocer su problemática diaria, hacer nuestras sus demandas, brindarles información contundente. En una palabra, trabajar para crear conciencia ciudadana. Hay miles y miles de muestras evidentes de lo mal que gobierna morena y de lo que sufren millones de mexicanos por ello. Es ahí donde debemos poner el acento. Es ahí donde tenemos que presentar soluciones claras, creíbles, alcanzables. Ahí conoceremos la verdadera encuesta. Empecemos ya porque el tiempo se va rápido. ¡ÁNIMO!